Cortoplacismo

La diferencia entre el cortoplacismo populista y el reformismo racional.

Estos dos conceptos suenan muy abstractos pero son bastante sencillos de entender porque nuestros políticos nos lo han puesto fácil en los últimos meses.

Me he quedado sorprendido por el  calado que han tenido los últimos mandatos en España y en Andalucía, que al igual que en Bolivia o Venezuela nos han acostumbrado a pensar que las decisiones económicas se debían tomar de forma improvisada, como el jazz, encaminadas a obtener un rédito a corto plazo, un voto a cualquier coste, puesto que después llegarían otros a pagar los derroches, el descontrol, el desenfreno y la falta de rigor en el equilibrio entre los gastos y los ingresos de cualquier administración.

Esta costumbre compartida por las repúblicas bananeras y los anteriores gobiernos de España , de Andalucía y Dúrcal nos han llevado a la terrible paradoja de que nos cuesta entender la diferencia entre dos modelos totalmente opuestos de entender la gestión de los recursos de los que pagamos impuestos.

De una parte tenemos las políticas populistas cargadas de cortinas de humo, mientras que al tiempo se hace una redistribución de la riqueza desde la mayoría de los contribuyentes a los adeptos al régimen. Para conseguir esto se han realizado sistemáticamente los presupuestos de las diferentes administraciones como si fuéramos ricos, sin invertir ni un solo euro en políticas para la creación de riqueza y de empleo; todo esto a sabiendas de que si gastamos más de lo que ingresamos, la diferencia la tenemos que pedir prestada, si la administración tiene que pedir prestado, los bancos no tienen dinero para las empresas para que creen riqueza y trabajo y para que los ciudadanos consuman.

Por el otro lado existe otra forma de planificar la economía, encaminada, entre otras cosas a establecer un equilibrio entre ingresos y gastos de la administración, porque no se puede gastar lo que no tenemos. Para hacer esto, el gobierno tiene que reformar la administración y la estructura del mercado de trabajo consiguiendo de esta manera que no se gaste de más por un lado y que se pueda contratar por el otro, generando así empleo y riqueza.

Pero aquí está el problema, las reformas y la planificación de la economía dan sus frutos, a medio y largo plazo y a eso no estamos acostumbrados. Con el cambio de gobierno en España o en Dúrcal queremos que nos solucionen en 15 días aquellos problemas que los gobiernos anteriores tardaron años en crear con sus errores de previsión y de gestión. ¿Tendremos paciencia para ver como las cosas cambian o preferimos el cortoplacismo de pandereta y circo? ¿Preferimos el pan para hoy y hambre para mañana?

(Publicado en El Valle de Lecrín en su número de Junio de 2012)

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