Una cuestión de confianza

De cómo es preferible evitar el enfrentamiento y la división en beneficio de la tolerancia y la confianza para que una sociedad evolucione en positivo.

Cuestión de confianza

Si hiciésemos una encuesta sobre qué es lo que mueve el mundo, surgirían una serie de propuestas comunes para la mayoría de los encuestados, como por ejemplo: el amor, el dinero, Dios, el interés, la solidaridad, la tecnología… y algunas opciones varias más.

Sin embargo en los últimos tiempos me viene preocupando  la respuesta a la pregunta más o menos filosófica a la siguiente cuestión: ¿qué es lo que hace que una sociedad o un país, a lo largo de los tiempos crezca, progrese, se desarrolle y evolucione favorablemente?

En un intento de contestarme, he echado un vistazo a los países que están en la lista de los mejores valorados en términos generales y por otro lado, los menos valorados, peligrosos y no recomendables.

  • En la primera lista he puesto, Suiza, varios países nórdicos, Países Bajos, Reino Unido, Alemania, Canadá…
  • En la segunda lista he puesto Venezuela, Corea del Norte, varios países del centro de África, y algunas dictaduras de Oriente Medio.

Después de analizar detenidamente las condiciones económicas, políticas y sociales de éstos, creo que el hecho que los diferencia esencialmente es LA CONFIANZA. Os cuento el porqué:

En el primer grupo, las sociedades están basadas en la confianza mutua de los ciudadanos y eso se transmite al exterior, dotando a estos países de prestigio, solvencia y éxito, desde el punto de vista económico, político y social. Se fomentan en ellos valores como el esfuerzo, la democracia, la unidad a pesar de la heterogeneidad, la cultura, la educación y la protección de los más desfavorecidos.

Sin embargo, en el segundo grupo de países se fomenta todo lo contrario, es decir, el odio, la violencia extrema, la corrupción, la ausencia de libertad y de garantías jurídicas, el control del estado sobre los ciudadanos, el enfrentamiento constante entre las distintas facciones étnicas o entre los distintos grupos de personas en función de su renta o sus recursos; también las persecuciones por motivos religiosos y políticos son una constante en estos países, en los que LA CONFIANZA está quebrada.

Resumiendo, cuando existe un régimen de CONFIANZA, ya sean en todo un país, en una comunidad, en una empresa o en cualquier entorno humano en general, ocurre que la colaboración se multiplica, que aumenta el crédito, en términos de confianza, pero también en términos económicos. A modo de ejemplo, lo que hace que algunas personas prefieran un vehículo alemán a uno coreano es de nuevo la confianza que depositan en el buen hacer de estos fabricantes. Si las personas prefieren depositar su dinero en el banco «A» en lugar de en el banco «B» es porque les reporta mayor confianza. Este hecho, a su vez, hace que el banco más fiable disponga de mayores recursos para hacer préstamos y en mejores condiciones que aquel que no es fiable o solvente.

Mi modesta recomendación, al hilo de de esta exposición es que desconfiéis  de todas aquellas personas, instituciones, políticos o agentes económicos que os pidan que odiéis a los demás, por motivos de religión, cultura, orientación sexual, política o capacidad económica. Evitad las personas que tienen en el odio y la confrontación su forma de vida. La motivación de las personas mediocres, se dediquen a la política o a otros menesteres, consiste casi exclusivamente en dividir y sembrar desconfianza, para intentar sacar partido de esta división para su triste beneficio, sin saber que en realidad están sirviendo al hundimiento de la totalidad.

En la guerra fría se acuño el término DMA (Destrucción Mutua Asegurada) que hacía referencia a que el enfrentamiento entre las partes en conflicto, llevaba siempre a la destrucción mutua (como en la mayoría de las guerras). Por otro lado no hace falta que haga referencia a los beneficios de la cooperación y la solidaridad en la evolución de las sociedades más avanzadas.

En estos tiempos de crisis algunos políticos extremistas, nacionalistas y populistas, sean del signo que sean, aprovechan el descontento generalizado para promover un enfrentamiento amplio, que ellos creen que les puede beneficiar.  Los gobernantes mediocres tienden a hacer un corral más pequeño, para controlar mejor el ganado. Sin embargo aquellos que tienen seguridad en su razón y en su capacidad, prefieren LA CONFIANZA y las ventajas de la cooperación y la unidad de acción. ¿Tú qué prefieres?

Gabriel Padial 28/08/2015

Publicado en «El Valle de Lecrín» Septiembre 2015:

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