Una cuestión de equilibrio de derechos y obligaciones.

Hoy les traigo otro concepto sobre el que me gustaría reflexionar, como elemento esencial para la buena marcha de la economía.

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De la misma forma que en la física o en las matemáticas, existe en la economía, ya sea doméstica, empresarial o a nivel nacional, un concepto que si lo perdemos de vista, corremos el riesgo de que se vaya todo al traste. Me refiero al EQUILIBRIO.
En la marcha de la economía de un país, todos los elementos que forman la sociedad están íntimamente relacionados, de tal suerte que cualquier pequeño desequilibrio, en cualquiera de ellos, puede hacer caer un incipiente crecimiento económico, como un castillo de naipes.

Al hilo de este argumento encontramos que las nuevas tendencias políticas que están surgiendo en Europa, al calor de la crisis, es decir, extremismos a ambos lados del espectro político, están contribuyendo a desequilibrar la delicada balanza de los DERECHOS de las personas. Estos partidos populistas, con objeto de ganar adeptos, apuntan al descontento natural de las familias y las personas sacudidas por la crisis. Para conseguirlo prometen que bajo su mandato los ciudadanos «recuperarán» ciertos derechos perdidos.

El error de este planteamiento consiste en prometer algo que no se puede cumplir sin provocar un severo desequilibrio en la economía y en la sociedad, sin tener en cuenta que, a cada derecho corresponde una obligación. Es decir, para que alguien cobre un subsidio o una renta, alguien tiene que pagar esa renta o pagar impuestos para que se generen recursos para pagar subsidios.

Para que alguien tenga una vivienda, alguien tiene que financiarla, construirla y cederla. De igual forma, si queremos que nos concedan un crédito, en contraprestación tendremos que pagar una cuota mensual, con la garantía de nuestros ingresos y de nuestros bienes.

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Aprendemos desde niños en la escuela cuáles son nuestros derechos, pero desde hace décadas no se aprende que para que exista un EQUILIBRIO también tenemos que conocer y ejercer nuestras obligaciones. No aprendemos que nacemos con los derechos esenciales como seres humanos, pero que muchos de los que disfrutamos en nuestro amado estado del bienestar, son derechos que tenemos que GANAR.

La decadencia moral de nuestra sociedad, nos lleva a enterrar valores, que sin duda habían servido de «contrapeso» a nuestros ansiados derechos. Me refiero al esfuerzo, al trabajo, al sacrificio, al ahorro y alguno más que ya voy olvidando….

En esta línea nos encontramos con políticos que prometen lo que no pueden, con niños que exigen sin piedad creyendo que el mundo entero les pertenece y de adultos que queremos vivir a tope, pero a cambio de que otros paguen la fiesta. Los políticos de corte populista plantean un modelo de economía basado en el reparto de lo que hay, en lugar de basarlo en el crecimiento y en el reparto equilibrado de este crecimiento.

El planteamiento es bien sencillo, si nos planteamos repartirnos lo que hay, resulta que unos tienen que pagar para que otros reciban y llega un momento en que ya no queda para repartir y comienza un periodo de crisis. Acordémonos de la que estamos empezando a dejar atrás.

En resumen, «todo lo que entra en el bolsillo de alguien, ha de salir del bolsillo de otro». O dicho de otra manera: «el dinero no crece en los árboles, sólo pasa de unas manos a otras»

Gabriel Padial
https://gabrielpadial.wordpress.com/